Entre el conformismo y la esperanza
Hermann González BBVA Research
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Hermann González
Hace pocos días algunas declaraciones destacaban con optimismo que Chile no tuvo una recesión técnica en el primer trimestre, contrario a algunas advertencias que se habían hecho al respecto. Es sorprendente cómo hemos pasado a conformarnos con tan poco. La economía está estancada, el empleo y las remuneraciones congeladas y las oportunidades de mejorar la calidad de vida de muchos chilenos se han visto truncadas por el pobre desempeño de los últimos años. Sin embargo, algunos se alegran de no estar en recesión.
El PIB desestacionalizado del primer trimestre si bien no cayó respecto del trimestre anterior –lo que hubiese configurado un escenario de recesión técnica-, es menor al del tercer trimestre del año pasado y supera en solo 0,3% al nivel de igual trimestre del año anterior, una cifra a todas luces mala, que efectivamente no configura una recesión, pero sí da cuenta de un claro estancamiento de la economía.
Es cierto que una parte del pobre desempeño del primer trimestre obedece a los efectos del paro de Escondida, pero incluso una visión altamente conservadora de las cifras, que omite la contracción de la minería, da como resultado un ritmo de expansión anual que en los últimos dos trimestres apenas supera el 1%. Por otra parte, se ha reconocido públicamente el adelantamiento del gasto público para los primeros meses del año, lo que impidió un resultado peor, en una especie de fine-tuning de política fiscal que también se usó el año pasado.
La minería completó en marzo siete trimestres consecutivos de contracción, pero no es el único sector que se ha debilitado. La industria manufacturera se ha contraído en cuatro de los últimos seis trimestres; el sector de electricidad, gas y agua lleva tres trimestres cayendo, la construcción dos trimestres y los servicios empresariales cuatro. Es decir, cinco sectores que representan más del 40% del PIB y más de 25% del empleo total están en franca contracción.
Por su parte, que Chile no esté en recesión no quita que haya regiones del país en las que la tasa de desempleo esté subiendo mucho más de lo deseable, con impactos directos sobre las familias. La tasa de desempleo alcanza 9% de la fuerza de trabajo en La Araucanía, 8,7% en Tarapacá y se aproxima a 8% en las cuatro regiones entre Antofagasta y Valparaíso. Para los emprendedores y trabajadores de estas regiones, las explicaciones no bastan, la autocomplacencia no hace sentido y se requieren soluciones urgentes.
La buena noticia es que en el escenario más probable la economía crecerá más en los próximos trimestres. Esto será posible en parte por el cambio de rumbo de la política monetaria en los últimos meses. Pero también porque la economía tiene los espacios para hacerlo; porque el crecimiento mundial comenzó a mejorar y porque las expectativas de los agentes comenzarán a mejorar. Al fin y al cabo las confianzas son cíclicas, dependen de las señales políticas-económicas y, dependiendo de cómo sean éstas, es posible que los agentes comiencen a visualizar un futuro mejor en los años que se avecinan.